Con Tyrrell, Michele Alboreto logró dos triunfos, en 1982 y 1983, F1.
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F1

Ciao, Michele

Recordamos la figura del último italiano en ganar con un Ferrari, en la F1.
Por Abel Cruz
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A última hora del miércoles 25 de abril de 2001 llegó la noticia del fallecimiento del piloto italiano Michele Alboreto, esa misma tarde, en un accidente, mientras probaba un Audi R8, como parte del programa de preparación de las 24 Horas de Le Mans de ese año del equipo oficial de la marca.
El piloto probaba un nuevo paquete aerodinámico en el oval de pruebas del Eurospeedway de Lausitz -un complejo situado a unos 135 km. al sur de Berlín-, de 11,3 kilómetros de longitud y con rectas de alrededor de 5. Alboreto perdió el control del coche llegando a la curva sur del trazado, a poco más de 300 metros antes de la curva, sin motivo aparente. El R8 se fue hacia la derecha y, tras el impacto contra el guardarraíl, acabó fuera del trazado.
Noveno en Holanda (1981) para Michele Alboreto, con Tyrrell, F1.

Noveno en Holanda (1981) para Alboreto

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Una semana después del accidente, se hicieron públicos los resultados de una investigación llevada por Audi y DEKRA -compañía alemana responsable de efectuar las revisiones de automóviles, al estilo de la ITV española, pero con un radio de acción mucho mayor, al incluir análisis de accidentes, pruebas de instalaciones industriales, ensayos de materiales e, incluso, pruebas sobre el estado de inmuebles, entre otros-. En ella, se concluyó que un objeto punzante fue recogido por la goma trasera izquierda, causando un pinchazo lento que acabó descontrolando el coche a unos 320 km/h.
Alboreto nació en Milán el 23 de diciembre de 1955. Tras iniciarse en la competición con vehículos artesanales de la Fórmula Monza, fue campeón del Europeo de F3 en 1980, tras vencer en cinco pruebas. Ese título le abrió la puerta de la F1, al hacer primero un test con Williams y, más tarde, recibir la oferta para correr en una prueba con Tyrrell. Su disciplina y entusiasmo le granjeó un puesto permanente con los antiguos campeones del mundo, con quienes disputó 43 pruebas, y para quienes venció los GP del Caesar’s Palace en 1982, y el de Detroit de 1983. Esas dos victorias fueron las últimas de Tyrrell en el Mundial, y en el caso de la del 83, la última del mítico motor DFV de Cosworth.
Uno de los Tyrrell que llevó Michele Alboreto, F1.

Uno de los Tyrrell que llevó Michele Alboreto

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En esos años, el piloto compaginó la F1 con la F2 Europea (con Minardi) y el Mundial de Resistencia (con Lancia), clase en la que logró 3 victorias en 1983, en los 1.000 km de Silverstone, de Nürburgring y de Mugello, con el Lancia LC1.
Paradójicamente, una declaración en la que se quejaba de la política de Ferrari de no fichar pilotos patrios, le abrió las puertas de Maranello, además de que Enzo Ferrari le consideraba descendiente de la estirpe de pilotos de Alberto Ascari o Wolfgang von Trips. Para los rojos, Alboreto primero ganó en Bélgica, en 1984 -temporada para olvidar, deportivamente, pero positiva en términos de trabajo en equipo-, y en 1985 se convirtió en el máximo rival de Alain Prost en la lucha por el título.
Alemania 85: el mejor día para Michele Alboreto, vencedor con Ferrari, F1.

Alemania 85: el mejor día para Michele

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Tras ganar en Canadá, Alboreto venció en Alemania, en el que quizá fue su mejor día. Tras clasificar octavo, una muy buena salida le llevó a la cuarta posición, pero frenó tarde y tocó a su compañero de escuadra, Stefan Johansson, dejándole fuera de la lucha por el triunfo (el sueco acabaría noveno a una vuelta), por lo que ganar era imprescindible. En el primer tercio de la prueba, Michele a duras penas estaba cerca del líder, Senna, y del segundo clasificado, Keke Rosberg, teniendo además que defenderse del Lotus de Elio de Angelis y el McLaren de Prost. Cuando de Angelis reventó el motor, Prost atacó al Ferrari. Senna se retiró tras romper una junta homocinética del palier, y solo después de presionar a Rosberg y de que este se fuese quedando sin frenos, Alboreto se pudo colocar en primer lugar, con Prost casi pegado a su alerón. No obstante, varias vueltas después, un raro trompo del francés al intentar doblar a un piloto rezagado dio aire a Alboreto quien consiguió su quinta y última victoria, que además también sería la última de un italiano con un Ferrari de F1.
Estos resultados dejaban al de Ferrari como líder, pero al intentar mantener el nivel de potencia del McLaren, en Ferrari descuidaron la fiabilidad y en los últimos cinco GP de ese año, las averías impidieron a Alboreto sumar ni un solo punto, lo que dio en bandeja el título a Prost.
Gloria para Michele Alboreto y Porsche en Le Mans, en 1997, con el primer puesto absoluto, WEC.

Gloria para Alboreto y Porsche en Le Mans, 1997

© Porsche Media Archive

Tres temporadas más en Maranello dejaron un discreto balance de 7 podios en 48 carreras. Para 1989 volvió a Tyrrell, pero un conflicto entre patrocinadores terminó la relación a mitad de temporada. Tras pasar sin pena ni gloria por Larrousse, Footwork y el lola de Scuderia Italia (“Tras probarlo por primera vez, pensé que me estaban gastando una broma pesada”), Alboreto acabó su carrera en Minardi, en 1994, con quienes puntuó en Mónaco, al acabar sexto.
Un año en el Campeonato Internacional de Turismos (el DTM internacional de la época), y otro en la IRL americana, dieron paso a su vuelta a la resistencia. Con el equipo Joest y, nuevamente, con Johansson como compañero de equipo (además de con Tom Kristensen), Michele venció las 24 Horas de Le Mans de 1997, a bordo del Porsche WSC-95. De ahí pasó a Audi para ser uno de los desarrolladores de los coches alemanes en su entrada en la resistencia. A destacar fueron el tercer puesto en Le Mans (2000) y las victorias en Petit Le Mans, en 2000 y las 12 Horas de Sebring de 2001.
Rinaldo Capello, Frank Biela, Michele Alboreto, Emanuele Pirro y Laurent Aiello, en 1999, WEC.

Capello, Biela, Alboreto, Pirro y Aiello, en 1999

© Audi Motorsport

Este somero resumen de la trayectoria de uno de los pilotos más queridos del Mundial -aunque muchos no le considerasen al nivel de Prost, Senna o Lauda- no explicita algunos rasgos que siempre definieron a Alboreto: el primero, su compañerismo. Pese a tener problemas con Ferrari en su última época en el equipo, el italiano casi siempre mantuvo una relación cordial con sus compañeros de equipo: René Arnoux, Johansson, Berger, Kristensen, Rinaldo Capello, etc, todos siempre tuvieron buenas palabras sobre Michele. Incluso, pilotos que no compartieron box con él, como Senna o Rosberg, también acabaron confraternizando con el milanés fuera de las pistas.
El otro fue su amor por el pilotaje y la historia del automovilismo: grandísimo fan de Tazio Nuvolari, Alboreto llamó la atención del público asistente al Festival de Goodwood de 1999, cuando tuvo la oportunidad de ponerse al volante de uno de los Auto Union que piloto el legendario piloto de Mantua en los años 30, y sin poder contener el júbilo, exclamó a un grupo de periodistas: “¡Mirad! ¡Soy Nuvolari!”.

Onboard de Michele Alboreto en México, 1990:

En cuanto a su carrera, Alboreto aseguró meses antes de morir, que pese a estar en la cuarentena, no preveía retirarse: “Sigo sintiendo el mismo place al volante. Solamente cuando me cueste levantarme para ir a un circuito y no tenga el mismo ánimo que mis compañeros de equipo, lo dejaré”.
Muchos creían que acabaría retirándose a regañadientes, como Mario Andretti.