Las 8 zonas que nadie quiere escalar.
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Exploration

El lado oscuro del Everest

El explorador Matthew Dieumegard-Thornton nos habla de las barreras físicas y mentales que hay que superar para conquistar el techo del mundo.
Por Joe Ellison
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El simple nombre del Everest nos hace temblar de frío… y de miedo. No es fácil separar el mito de la realidad cuando hablamos de la montaña más alta del mundo pero vamos a intentarlo.
En el siglo pasado murieron más de 200 montañeros intentando escalar el Everest. Solo en 2015 nada menos que 22 personas perdieron la vida debido a avalanchas (29%), caídas (23%) y enfermedades (20%).
Matthew Dieumegard-Thornton conoce muy bien los peligros a los que se enfrenta. En mayo de 2012, con 22 años, se convirtió en uno de los escaladores más jóvenes de la historia en alcanzar la cima. Ahora nos habla de las partes más oscuras de esta aventura.

1. La “Zona Muerta” te hace delirar

“La diferencia entre el Everest y otras montañas a la hora de escalar es que necesitas oxígeno suplementario. Una expedición dura de cinco a seis semanas para poder dar al cuerpo tiempo para aclimatarse. Pero no hay nada que te prepare para la falta de oxígeno, algo que te hace delirar. A esa parte le llaman 'La Zona Muerta'. Allí te lo juegas todo”.

2. Hay un montón de grietas

“Hay una gran cantidad de grietas en el Everest y muchas de ellas se tienen que pasar con escaleras. Antes del Everest nunca había subido por una escalera horizontal con crampones. Estaba algo borracho por la falta de oxígeno, lo que me ayudó a no pasar tanto miedo. En el Everest te encuentras problemas a los que nunca te habías enfrentado antes”.

3. Los sherpas están locos

“Si caigo dentro de una grieta lo más probable es que no pase nada porque estoy atado a una cuerda. Pero lo peor de todo es ver a los sherpas. Se les paga por llevar la carga, así que cuantos más viajes den más dinero van a ganar. No van atados, no llevan casco, no siguen muchas medidas de seguridad. Una vez llegamos a un campamento en el que nos dijeron que el día anterior había muerto un sherpa al caer por una grieta. Lograron recuperar el cuerpo, completamente ensangrentado. Cuando vi el cadáver me puse enfermo. Son cosas que te hacen pensar”.

4. La montaña se esconde

Tienes que superar el bloqueo mental que sientes al ver las dimensiones del Everest.

La montaña es, simplemente, gigantesca

© Getty; Christian Kober.jpg

Es casi imposible ver el Everest en su totalidad. Cuando estás cerca las gigantescas dimensiones hacen que pierdas toda perspectiva. Es como si la montaña se escondiese. No puedes ver el campo tres hasta que has llegado al campo dos. Para ver el campo cuatro tienes que ir al otro lado de la montaña. Tienes que superar el bloqueo mental que sientes al ver las dimensiones de la montaña”.

5. Lo más probable es que veas algún cadáver

“El Everest está lleno de cadáveres. Cuando dejas el campamento cuatro para por fin llegar a la cima estás tan alto que casi no te lo puedes creer. Si alguien muere ahí arriba es muy difícil bajar el cuerpo, por eso hay multitud de cadáveres. No vas a ver ningún cráneo porque el frío mantiene a los muertos como si estuviesen embalsamados. Algunos parecen estatuas de cera con la ropa moviéndose por el viento. Cada cadáver es toda una historia”.

6. Los escombros son un peligro constante

En la montaña hay cadáveres que han pagado con su vida esta aventura.

Dieumegard-Thornton en el Everest

© Rob Casserley

La ascensión al Everest no es muy técnica, el K2 es mucho más difícil desde el punto de vista técnico. Aunque eso no significa que te puedas relajar en absoluto. Debido al calentamiento global hay menos nieve. Una de las consecuencias de esto es que por la montaña caen trozos de hielo y rocas, así que tienes que ascender mientras cualquier cosa te puede caer desde arriba. Hay rocas del tamaño de un coche que bajan rodando como si fuesen una pelota”.

7. El miedo al fracaso te puede llegar a atenazar

“Uno de los mayores retos para escalar el Everest es la financiación. Una expedición cuesta más de 45.000 euros. Me puse en contacto con 2.000 compañías y al final una de ellas pensó que ir al Everest era algo positivo desde el punto de vista publicitario. Así que se puede decir que me encontré en el sitio adecuado en el momento correcto. No puedes decepcionar a nadie, sobre todo si han invertido en ti. Este tipo de presión se puede volver en tu contra”.

8. Llegar a la cima es como una película de terror

Subir al Everest cuesta más de 45.000 euros.

Dieumegard-Thornton cerca de la cima del Everest

© Dieumegard-Thornton-Oxygen

“Puestos a ponernos en lo peor, pensaba que si moría en la cima del Everest sería un final lleno de paz, porque la falta de oxígeno haría que fuese perdiendo el conocimiento. La realidad es que en la cima hace tanto viento y el ambiente es tan hostil que no es un sitio donde se pueda disfrutar. Sientes que estás muy lejos y si hay un problema nadie va a venir a rescatarte. Cuando llegué a la cima estaba tan borracho por la falta de oxígeno que me olvidé de hacer fotos para todos mis patrocinadores. En lo único que estaba pensando era en mantenerme vivo. Cuando te enfrentas de esa forma a la naturaleza no es una mala estrategia el pensar en ti”.