Cubrir una larguísima distancia de más de 320 km en bicicleta puede parecer una locura, pero aquí tienes algunos consejos y estrategias para superar este reto.
1. Controla el ritmo
Para ir en bici durante mucho tiempo y cubrir una larga distancia es necesario mantener el ritmo adecuado. Si vas muy deprisa te desfondarás y si vas muy lento el día se te hará eterno.
Cuando comienzas y la adrenalina empieza a fluir es fácil tener la tentación de ir demasiado fuerte pero esto no es lo ideal pues te quemarás y luego lo acabarás pagando con creces.
Escucha a tu cuerpo e interpreta las señales que te envía. Si tu respiración es tan agitada que no puedes hablar significa que estás yendo muy deprisa. Lo mismo podemos decir si sientes que tus piernas están ardiendo con ácido láctico.
Hay que encontrar un ritmo que proporcione a la larga mucha resistencia. Al principio te sentirás muy bien pero con el paso de las horas continuar será cada vez más difícil. Uno de los mayores errores que puedes cometer es empezar a un ritmo demencial.
Los recorridos muy largos se centran en las fibras musculares de contracción lenta. Trata de evitar la aceleraciones bruscas y las sobrecargas, pues de lo contrario se consumirán con rapidez las reservas de glucógeno (energía).
2. Un estómago a prueba de balas
Si te gusta comer entonces vas a disfrutar del ciclismo de larga distancia. De hecho algunos de los campeones de esta especialidad también son unos excelentes devoradores de comida.
Se supone que el cuerpo puede absorber unos 60-90 hidratos de carbono por hora. Además de una gran cantidad de agua, siempre dependiendo de la temperatura.
Da un poco igual el tipo de nutrición, ya sean geles y barritas energéticas o algo más normal como un sándwich de jamón y barras de cereales. Lo importante es que no tengas el estómago vacío.
Puedes llevar mucha comida en la bici pero si el trayecto es muy largo llegará un momento en el que se te acabe. Así que tendrás que parar en una gasolinera o en una tienda para comprar alimento.
Acostúmbrate a comer cualquier tipo de alimento energético. Y a disfrutar con todo lo que te lleves a la boca.
Nunca pruebes un nuevo gel energético el día de la carrera. Por desgracia sabemos de lo que hablamos, tu estómago te lo agradecerá.
3. Ten todo preparado
Hay un dicho, seguro que lo has oído, que dice algo así: “si no te has preparado, prepárate para fracasar”. En el ciclismo de larga distancia, debido al tiempo que se pasa encima de la bici, hay más posibilidades de que algo del equipamiento acabe funcionando mal.
Antes de comenzar debes revisar la bici a conciencia. ¿Están bien los neumáticos? ¿La cadena? ¿El cambio? Debes tener tu montura inmaculada, de lo contrario es posible que la aventure acabe antes de tiempo.
No te olvides de llevar las piezas de repuesto necesarias. Eslabones de cadena, cables y pastillas de frenos son algunos de los elementos que no deben faltar.
4. Mejor en compañía
Muchos ciclistas prefieren recorrer largas distancias en solitario. Pero el ir acompañado aumenta las posibilidades de éxito, sobre todo si se trata de la primera vez.
Si vas en carretera, rodar detrás de un amigo te ayudará a conservar mucha energía (se supone que ir a rebufo puede suponer hasta un ahorro del 30%). Lo que te puede ayudar a superar los momentos más difíciles.
Ir en grupo también supone una ayuda a la hora de orientarse o reparar una bici. Algo que se vuelve todavía más importante cuando el agotamiento hace que tu mente no funcione como es debido.
Por último, el aspecto mental es tan importante como el físico. El tener unos amigos que te animen en los momentos duros no tiene precio.
5. Escucha a tu cuerpo, no a tu cabeza
El aspecto mental es posiblemente lo más importante en el ciclismo de larga distancia. El cómo tu mente es capaz de superar las barreras que encuentre por el camino.
A menudo la mente se rinde antes que el cuerpo. No importa lo mal que te sientas, siempre se puede seguir un poco más adelante, incluso superando alguna lesión.
El cómo enfrentarte a los momentos más duros dependerá de ti. Algunos ciclistas tienen un pensamiento positivo que van repitiendo en sus cabezas. Otros se premian a sí mismos: “Si recorro 10 km más me tomaré el pastel que me queda”. Otros continúan por mera tozudez a pesar de que sus cerebros les dicen que deben parar.
Una buena táctica es concentrarte en objetivos a corto plazo, por ejemplo los próximos 5 km, y no pensar en todo lo que te queda por delante. Después de los 5 intenta hacer otros 5.
No hay duda de que hay momentos que suponen un reto incluso para los ciclistas más duros y cómo respondas dependerá del éxito o no de tu aventura. Prepárate y acepta que tu manera de enfrentarte al sufrimiento marcará una enorme diferencia en el resultado final.