Orlando Duque Minolic Island
© Dean Treml / Red Bull Content Pool
Clavadismo

Orlando Duque, de saltar acantilados a conquistar paladares

La leyenda colombiana de los clavados, quien se retiró de las competencias en 2019, pero sigue vinculado con Cliff Diving, dio el salto como empresario.
Por Red Bull Colombia
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La adrenalina de subir un risco de más de 20 metros y saltar haciendo figuras con el cuerpo se ha transformado para Orlando Duque. El campeón mundial de Cliff Diving ahora siente la emoción cuando se abren las puertas de sus restaurantes en Santa Marta y Cartagena y ve cómo los comensales prueban cada plato, ideado y ejecutado bajo la supervisión del chef caleño Pablo Ravassa.
El primer lugar en abrir fue ‘La Guacharaca’, ubicado en el centro histórico de Santa Marta, en el caribe colombiano. El otro, un ‘beach club’ en Barú llamado el Pescador de colores.
Hablamos con la leyenda y nos contó cómo llegó a esta nueva etapa en su vida.

¿Cómo ha sido el proceso de pasar de ser una leyenda del deporte activo a empresario?

Digamos que la pandemia que hemos vivido se dio en un momento interesante para mí porque yo me acababa de retirar, entonces no sentí ese impacto de no estar compitiendo o entrenando y logré tener tiempo para mirar qué iba a hacer y a qué me iba a dedicar ahora. Pero principalmente, yo sigo vinculado al deporte, que es lo que he hecho toda la vida: sigo participando en todos los eventos de Red Bull Cliff Diving, sigo en el Comité de Atletas en la Federación Internacional de Natación, entonces en la parte deportiva sigo 100 porciento ahí, lo único es que no compito, pero hago proyectos de aventura, etc.
Ya teniendo más tiempo libre, hay muchas cosas por hacer: estoy dando charlas motivacionales, muchas empresas me contratan para contar mi historia, yo hablo de alcanzar metas, manejar riesgos, de planeación, mi historia tiene muchos temas, entonces esto, con la virtualidad ha funcionado bien.
Pero aparte de todo esto, sucedió algo clave y es que me asocié con unos amigos de hace muchos años y abrimos un restaurante en el centro histórico de Santa Marta que se llama ‘La Guacharaca’, en la terraza de un hotel, muy cerca a la playa; y en Cartagena inauguramos un ‘beach club’ llamado ‘El Pescador de colores’. El socio chef tiene una gran trayectoria, tiene mucha experiencia, se llama Pablo Ravassa y sí, esto era una pasión secreta mía, poder tener un restaurante, participar en un proyecto así después de tantos años viajando por todo el mundo me dio la oportunidad de probar diferentes y cocinas y me inspiró.
Orlando Duque y su socio Pablo Ravassa

Orlando Duque y su socio Pablo Ravassa

© Maximiliano Blanco

¿Cuál ha sido el aporte gastronómico de una persona como Orlando Duque que ha llenado con sellos de todo el mundo?

(Risas), No, no, no. En lo gastronómico el chef Pablo es excelente, digamos que la decisión de asociarme con él era porque sabía que tenía toda la experiencia y la autonomía para hacer un menú muy interesante, y lo que ha creado es increíble.
Digamos que mi contribución más cercana a esto tiene que ver con la atención, con la calidad, a mí me gusta mucho comer bien y he tenido la oportunidad de disfrutar de grandes comidas en muchos países. Me encanta la buena cocina, entonces voy más en ese enfoque, de calidad, de mantener la consistencia porque en muchas ocasiones los restaurantes no mantienen el estándar, yo hago énfasis en eso y en la atención: me gusta ser anfitrión y esto he tratado de reforzarlo.
Orlando y los sabores del mundo

Orlando y los sabores del mundo

© Dean Treml / Red Bull Content Pool

En conclusión, de cocinar no sé mucho, pero me gusta la buena comida.
“Mis restaurantes son lo que normalmente yo visitaría cuando estoy de viaje, solo que ahora estoy en uno que es mío”.
Orlando Duque

¿Te genera la misma adrenalina esta nueva aventura que saltar de un acantilado, o incluso más?

¡Sí! Genera bastante adrenalina porque esto es algo nuevo. Saltar de un acantilado para mí es muy normal, es lo que yo hago, para lo que me he preparado y he entrenado y lo veo más natural. Hago mi análisis, salto y lo disfruto. Pero ser empresario es algo diferente, de lo que no estoy del todo empapado, aunque estoy muy cómodo en lo referente a la inversión y lo que queremos hacer y lograr. Es una experiencia totalmente nueva, que genera ansiedad, pero es emocionante. Es como la primera vez que uno se uno se sube a un acantilado y piensa, “¿qué va a decir la gente? ¿Le irá a gustar la comida?”, se siente esa emoción.

¡Ni siendo empresario te alejas del agua!

El agua, el mar, siempre ha sido parte de lo que yo he hecho como deportista y siempre digo que sin el mar Orlando Duque no era lo mismo. Por ejemplo, desde la terraza de La Guacharaca (Santa Marta) vemos el mar y El Pescador de colores, en Cartagena incluso tiene muelle privado para que lleguen las embarcaciones. El mar te da vida, te da felicidad. Toda mi vida he estado rodeado de agua y en el mar es donde mejor me siento.
Como deportista lograste escalar hasta ser el número uno, ¿Cómo empresario la meta es expandirse hasta llegar también a un puesto muy importante en el sector?
Cuando yo me he involucrado en cualquier cosa, no diría que soy una garantía de éxito, pero sí le pongo toda la energía a todo lo que he hecho en mi vida. Esto lo veo como un buen reto con una proyección muy interesante. Uno de los socios es hoteleros y la idea es expandir el nombre del restaurante a los hoteles boutique y que se reconozca el nombre del chef y la Guacharaca, para cuando abramos en Bogotá digan, “ah, este es el restaurante que queda en Santa Marta y que tienen el otro en Cartagena. Ese es el plan: crecer, en Cali tenemos ideas, los cuatro socios somos caleños pero acá también queremos abrir. Así como puse todo en mi carrera deportiva, lo hare como empresario. Nunca me confié cuando gané un campeonato mundial, siempre quería seguir ganando, esa energía la pondré en la nueva fase a la que estoy entrando.

¿Te llevaste el espíritu competitivo al tema de los restaurantes buscando ser el mejor?

Yo creo que más que una competencia, queremos ser un complemento. Plantear algo que es diferente a la oferta que existe, llegando con los productos locales, ser sostenibles, con productos fresco. A los demás los veo como una opción, porque veo que hay suficiente gente, pero sí somos diferentes. No queremos competir sino innovar con el sabor de Pablo.

¿Y qué hace tan especial a Pablo Ravassa?

Su formación: estudió en Francia, en España; trabajó por varios años en el País Vasco y los que hemos estado allá sabemos que la cocina de esa zona es increíble. A él lo conocí en un restaurante en Cali, es más, llegué por casualidad (me lo recomendaron) y se volió mi lugar favorito para comer. Eventualmente nos volvimos muy amigos y cada que venía a Colombia sí o sí tenía que ir a su restaurante.
Pablo Ravassa y Orlando Duque

Pablo Ravassa y Orlando Duque

© Maximiliano Blanco

La amistad creció y luego de comer nos sentábamos a hablar del futuro, de proyectos, y él sabía del sueño mío de ser restaurantero. La única razón por la que decidí embarcarme en esto es por el talento de Pablo: la adaptación que hace de los ingredientes locales a su cocina es increíble.