Recitar poesía improvisada es un arte muy antiguo. Prácticamente todos los países hispanohablantes cuentan con alguna disciplina así, con distintas características y estilos, pero con una esencia muy similar a la del freestyle. En comparación, el rap (y, más concretamente, el free) es una disciplina muy joven.
Si nos remontáramos hasta las primeras figuras que recitaban versos de memoria o improvisados, llegaríamos hasta los aedos de la antigua Grecia, a los bardos de los celtas y a los juglares y trovadores de la Edad Media. Ya en la época actual, encontramos figuras como las de los griots de África occidental.
En este artículo, repasamos algunos de los tipos de poesía improvisada en español, más allá del freestyle, que se pueden encontrar hoy en países hispanohablantes.
El término más genérico con el que se denomina a estas poesías musicales es repentismo, aunque en cada país o región se emplean nombres diferentes, según las características particulares de cada una. Así, encontramos el repentismo cubano, la mejorana panameña, la payada (Chile, Argentina, Uruguay…), la piquería vallenata (Colombia), la trova paisa(Antioquia, Colombia), el trovo alpujarreño (la Alpujarra, España), el galerón venezolano… Todas ellas giran en torno a la poesía y la improvisación y suelen llevar acompañamiento musical. En ellas, como en el free, el talento de los participantes se mide por su habilidad con el lenguaje.
Al igual que el rap surgió en las calles y escaló hasta situarse como un estilo musical de gran éxito, nacieron, mucho tiempo antes, estas otras disciplinas. Por lo general, se trata de artes con raíces españolas que se desarrollaron ampliamente en América, sobre todo en el mundo rural. Poco a poco, se han ido ganando un puesto de respeto e importancia debido al talento de quienes las practican y a la dificultad lingüística que suponen.
Similitudes y diferencias con el freestyle
Muchas de estas poesías orales tratan sobre el amor, la muerte, la filosofía o la religión, pero otras tienen un carácter claramente jocoso. Algunas se desarrollan a modo de batalla, como las payadas de contrapunto, que pueden ser un diálogo o una ronda de preguntas en las que el contrincante no solo debe rimar, sino también responder adecuadamente. También se puede veren la piquería vallenata o en el trovo alpujarreño, por citar dos ejemplos más.
Del mismo modo, en algunas como el repentismo cubano, la payada o la mejorana panameña, no es extraño que se le pida al público que sugiera palabras, que haya rondas con temática o que se les pida a los participantes que hagan un juego de roles. Como vemos, el formato no se aleja mucho del que estamos acostumbrados a ver en el free.
Lo habitual es que los improvisadores de estos estilos se ciñan a un tipo concreto de estrofa. Una de las más populares es la décima, que, por regla general, consiste en diez versos de ocho sílabas con una estructura ABBAACCDDC.
Obviamente, los ritmos del rap son la base musical de cualquier batalla de free (que no sea a capela, por supuesto). En estos otros casos, en cambio, la música depende en gran medida de la región en la que nos encontremos. Por ejemplo, la payada en la Argentina suele emplear la milonga, al tiempo que el trovo se orienta más hacia el flamenco.
Algo similar ocurre con los instrumentos musicales que se usan de acompañamiento, que varían según el tipo de improvisación al que nos estemos refiriendo. En el free tenemos una mesa de mezclas y un DJ, pero en la piquería vallenata se prefiere el acordeón y en la payada las guitarras.
Improvisando en otros idiomas
En muchos territorios hispanohablantes, conviven varias lenguas o hay contacto con otros países. Así, también podemos encontrar poesías improvisadas en lenguas que no son el español, como la embolada brasileña, el versolarismo vasco o la glosa menorquina, por mencionar varios.
Otros estilos, nuevos retos
Estas han sido solo algunas de todas las poesías improvisadas que se pueden encontrar en el mundo hispanohablante, pero, por supuesto, no son las únicas. Estas disciplinas artísticas son una forma más de poner a prueba las habilidades de un improvisador, con estilos, formatos y sonidos desafiantes. Sin duda, un reto más que adorará cualquier amante del lenguaje, de la poesía y del arte que supone crear rimas en apenas unos segundos.
Porque, como dice el lema de Red Bull Batalla: muchos hablan, pocos riman, pero sólo los mejores improvisan.