Fred Fugen y Vince Reffet son los Soul Flyers, equipo de élite de wingsuit.
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Wingsuit

La historia del wingsuit

Desde el primer traje de paracaídas hasta los últimos modelos más modernos y sofisticados, repasamos la historia del traje de alas y de sus inventores.
Por Jeremías San Martín
5 minutos de lecturaPublicado el
Hace sólo unos meses, los Soul Flyers (Vince Reffet y Fred Fugen), equipados con su traje de alas, saltaban de un helicóptero sobrevolando la costa francesa de Charente. A pocos metros del suelo, lograban recuperar altura antes de desplegar su paracaídas. El español Dani Román, por su parte, lograba una hazaña épica: atravesar el arco central del Puente Nuevo de Ronda (Málaga). Dos desafíos absolutamente impresionantes posibles gracias a la evolución de los trajes de alas, cada vez más eficientes y avanzados.
Pero, ¿cómo se ha logrado todo esto? ¿Cómo es posible que este traje permita volar a sus usuarios? Preparémonos para una rápida lección de historia en toda regla.
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Los inicios

Retrocedemos hasta 1912. Un sastre franco-austríaco llamado Franz Reichelt trabaja sin descanso en el diseño de una prenda revolucionaria: el traje de paracaídas. La idea era simple, desarrollar un traje que permitiera sobrevivir a una caída a los aviadores en caso de que se vieran obligados a dejar su avión en el aire.
En 1912, el sastre austriaco Franz Reichelt trabajó incansablemente en el diseño de una prenda revolucionaria destinada a los aviadores: el traje de paracaídas.

El traje de paracaídas de Franz Reichelt

© Wikimedia Commons

Después de algunos experimentos iniciales realizados con maniquíes lanzados desde el quinto piso de su edificio de apartamentos, Reichelt quiso llevar sus tests a un punto más alto, así que decidió intentarlo desde el primer piso de la Torre Eiffel. Tras lograr los permisos oficiales correspondientes para realizar su experimento con un maniquí de tamaño natural, el científico hizo, en el último momento, un cambio de planes inesperado y tomó la arriesgada decisión de saltar él mismo. Después de cuarenta segundos de vacilación, Franz Reichelt , vestido con su traje de paracaidista, se lanzó desde una altura de 57 metros antes de estrellarse violentamente contra el suelo frente la mirada perpleja de una multitud de espectadores y periodistas. Una prueba que terminó en tragedia, pero que quedó para la historia dando lugar al ancestro del traje aéreo.
Fue necesario esperar hasta la década de 1930 para que el estadounidense Clem Sohn, un paracaidista acrobático, desarrollara un traje cuyo objetivo era precisamente el del wingsuit: permitir a los paracaidistas flotar durante un cierto tiempo en el aire antes de la apertura de sus paracaídas. Fabricado en lona zephyr y tubos de acero, este traje permitía conseguir sus objetivos, abriendo su paracaídas a tan solo 250 metros del suelo tras saltar desde un avión. Pero Sohn, apodado "The Batman", corrió el mismo destino trágico que Franz Reichelt y, en 1937, perdía la vida después de que su paracaídas no se abriera durante una demostración cerca de Vincennes (Francia).
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El nacimiento del Salto BASE

Volamos hasta 1969, momento en que un hombre llamado Carl Boenish se hizo cargo del trabajo de Clem Sohn y perfeccionó su famoso traje. Muy rápidamente, el que hoy es considerado el inventor del salto BASE comenzó a grabar sus hazañas. En 1978, fue la primera personas en filmar los primeros saltos desde El Capitán y, dos años más tarde, lanzó una revista íntegramente dedicada a la disciplina: Revista BASE.
Carl Boenish, inventor del salto BASE.

Carl Boenish

© Wikimedia Commons

Ya en la década de los 90, el francés Patrick de Gayardon decidió rediseñar este traje desarrollando alas diseñadas para inflarse con presión de aire. El 31 de octubre de 1997, demostró su creación volando desde un pico cerca de Aiguille du Midi. El traje de alas nació realmente en este punto. A partir de ahí, un puñado de atletas lo convertiría rápidamente en un deporte extremo y establecerá decenas de récords, cada uno más loco que el anterior.
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Empujando los límites

Entre las hazañas más épicas de la disciplina está el reto de la pareja australiana, Heather Swan y Glenn Singleman, que en 2008 volaron más de 11 km sobre Australia enfundados en sus wingsuits, o el del paracaidista japonés Shin Ito, que en 2011 recorrió 23 km en traje de alas tras saltar de un avión.
Dani Román

Dani Román

© Alfred Jürgen Westermeyer / Red Bull Content Pool

En España, el saltador más destacado es Dani Román que recorre los cielos de todo el mundo: Noruega, República Checa, Hawái.... Siempre en busca de nuevos horizontes que surcar, ya sea en paracaidas, saltando en B.A.S.E., haciendo coaching de freefly, wingsuit y, sobre todo, divirtiéndose a tope. En 2022, un nuevo objetivo le llevó hasta la localidad malagueña de Ronda. Allí, con la ayuda de un paramotor, descendió con su traje de alas a casi 300 kilómetros por hora para atravesar el arco central del histórico Puente Nuevo. Una gesta nunca antes realizada y en la que el saltador andaluz trabajó durante varios meses.

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Dos trajes aéreos y un faro

Vince Reffet y Fred Fugen, miembros de los Soul Flyers, llevan al límite a sus trajes aéreos al volar a 1.000 metros de altura sobre el nivel del mar por encima del faro La Coubre.

Es difícil no mencionar al equipo francés de los Soul Flyers, que en 2014 se lanzaron desde el Burj Khalifa, la torre más alta de Dubái, o en 2017, lograron la histórica hazaña de subirse a un avión en pleno vuelo tras saltar desde un acantilado.
Su última hazaña ha llevado el wingsuit flying a un nuevo nivel, ya que la evolución de los trajes ahora permite volar más tiempo pero también recuperar altitud antes de activar el paracaídas. La pregunta es: ¿será posible que algún día que los saltadores BASE ya no necesiten un paracaídas?
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