WRC
Leyendas de Rally: Ferrari 308 GTB
Repasamos la historia de un coche de rallies poco ortodoxo y único, el Ferrari 308 GTB.
Leí hace poco un comentario en Facebook que decía que Ferrari no es una marca de rallies y que no pegaban en los tramos del mundo.
El caso es que me sigo preguntando qué hubiese pasado si la marca -al igual que Porsche en determinados momentos- se hubiese tomado la disciplina más en serio, y no hubiese dejado la gestión de sus coches a concesionarios e importadores, sobre todo después de haber ganado en distintas ocasiones el Tour de Francia, ya fuese con el 250 GTO, el 365 Daytona o el 308 GTB, en cuatro décadas diferentes.
Si Porsche ganó el Montecarlo en varias ocasiones, el Córcega en 1980 y por norma general no lo hizo mal en manos de privados en toda Europa -¿Antonio Zanini, campeón de Europa en 1980, por ejemplo?-, qué podrían haber hecho con apoyo total de fábrica es una pregunta recurrente, que se puede aplicar a los de Maranello.
Máquina muy efectiva en asfalto
© Eifel Rally Festival / Bruno Schneider
El modelo de rallies de Ferrari más identificable fue el 308 GTB. Presentado en 1975, montaba un motor V8 de 2,9 litros que daba unos 255 caballos a unas 6.600 vueltas. También tenía cárter seco, proveniente del Dino 308 GT4. El diseño se encargó a Scaglietti y la carrocería estaba hecha en plástico reforzado con fibra de vidrio.
El 308 empezó a prepararse como Grupo 4 un año más tarde, con una serie de piezas y partes que la casa madre había creado más para su uso en resistencia que en rally. De todos modos, por las exigencias que hacía el equipo de F1 dentro de la marca, el coche nunca pasó de ser un prototipo, prefiriendo Ferrari que fuesen preparadores privados los que llevasen el desarrollo. Ahí es donde entró en acción el especialista padovano Giuliano Michelotto.
De la oscuridad, nace la luz...
© Eifel Rally Festival / Sarah Vessely
Antiguo preparador de Lancia Stratos para rally, Michelotto se hizo cargo de las primeras unidades del 308 que le llegaban desde Maranello, con carrocería en fibra de vidrio unidas a un chasis tubular. A mitad de 1977, Ferrari pasó a unas partes de la carrocería en acero, pero el peso no subió demasiado, lo que daba a entender que la fibra de vidrio usada era de un grosor considerable.
El motor de calle usaba carburadores Weber 40DCNF, pero se reemplazaron por inyecciones de Bosch y Kugelfischer, dependiendo de las unidades, y también se homologó una configuración con 4 carburadores Weber. Además, Michelotto cambió partes del chasis y demás componentes de las suspensiones, el interior y el resto de la carrocería para acabar rebajando los más de 1.300 kilos que pasaba la primera versión del GTB a unos 1.080.
Segundo puesto de Zanini en su debut con el 308
© McKlein Image Database
Aparte de varios pilotos privados en rallies menores en Italia, quien le dio la alternativa a un nivel un poco más alto al GTB fue Jean-Claude Andruet. A finales de 1979 se hizo con uno y en 1981, cuando ya no estaba contratado por Fiat, participó en el certamen francés y en distintas pruebas del Europeo con el 308 gestionado por el importador galo de la marca, Pozzi. Ese año fue segundo en el Costa Brava y ganó el Targa Florio, el Quattro Regioni, el Ypres y el Tour de France para acabar segundo en un Europeo vencido por Adartico Vudafieri, con un Fiat 131 Abarth.
En 1982, Andruet fue segundo en Córcega, pero volvió a ganar el Tour de France, mientras que en Italia Tonino Tognana se llevó el título, aunque a final de año reemplazó el Ferrari por un novedoso Lancia 037.
Rally complicado para Zanini en el Catalunya del 84...
© McKlein Image Database
Fue en ese momento en que el 308 empezó a tener algunos problemas derivados de su (falta de) desarrollo: el coche fue básicamente pensado para asfalto y casi nada se hizo para adaptarlo a distintos tipos de tipo con tierra o nieve, tanto en suspensiones como motor, como neumáticos, ya que en Francia se usaban Michelin y en Italia Pirelli. Por otro lado, Fiat ya estaba enfrascada en el desarrollo del 037, una versión actualizada -más o menos- del Stratos e iniciada desde cero, lo que dio más margen para corregir errores y actualizar cualquier apartado.
La última alegría que dio el 308 fue el título de campeón en España, en 1984, con los incombustibles Antonio Zanini y Josep Autet. Cinco victorias ante los equipos oficiales de Renault, Porsche y Opel fueron el punto final a un bonito experimento que podría haber llegado más allá, si Ferrari hubiese querido.
Esto es lo que se ve desde el habitáculo de un Ferrari 308 de rally:
El 308 del Rally de Osona
La historia es conocida, si eres un quemado de los rallies. A finales de 1983, Antonio Zanini, piloto oficial de Peugeot-Talbot España, fue renovado en su rol, pero ya no podía usar el Sunbeam Lotus porque a la marca le faltaba poco para homologar el 205 T16. El retraso en la homologación del pequeño león y lo que tardase la marca o un preparador asociado a proporcionar una unidad para España, obligó a Zanini a buscarse la vida, lo que llevó a entablar conversaciones con el importador oficial español de Ferrari, Fernando Serena, para disponer de un 308 GTB, con permiso de Peugeot-Talbot.
Gran planta, la del 308 GTB de Serena
© James Mann ©2015 Courtesy of RM Auctions
Ese 308, en el típico y precioso rojo Ferrari, empezó su preparación a principios de 1984, pero las cosas iban suficientemente lentas como para que Zanini se perdiese el Costa Brava y casi se perdiese el RACE Costa Blanca, prueba que el barcelonés afrontó con un 308 blanco alquilado a ProMotorSport, que se quedó como fijo para el resto del año. Sin apenas conocer la máquina, ese Ferrari tuvo el suficiente nivel como para acabar el RACE a poco más de tres minutos del futuro campeón del Europa, Carlo Capone (Lancia 037), y para acabar delante del máquinas más desarrolladas como el Porsche 911 SC RS de Beny Fernández, los Opel Manta 400 de Jimmy McRae y Juan Carlos Oñoro el R5 Turbo 2 de Carlos Sainz.
Y la estampa trasera no es menos impresionante
© James Mann ©2015 Courtesy of RM Auctions
Como he comentado arriba, Zanini ganó cinco pruebas en 1984: Guilleries, Sierra Morena, Luis de Baviera, San Agustín y Vasco-Navarro, además del Osona (este, del Catalán).
Precisamente, el Ferrari del que vamos a hablar específicamente es el del Osona de 1984. Este era el 308 que preparó Fernando Serena en Barcelona y que sufrió un retraso en su finalización que propició el uso de la unidad alquilada a ProMotorSport. Las características eran similares a las del Ferrari preparado en Italia, si bien era algo menos potente.
El corazón de la bestia
© James Mann ©2015 Courtesy of RM Auctions
La modificación más visible fue la de la parrilla de luces adicional, que fue colocada mas baja por orden de Zanini, para tener mejor visibilidad en cualquier circunstancia.
De ese Rally de Osona, el propio Josep Autet comentó en 2014 que “fue uno de los rallies en que menos he entrenado en mi vida, porque hasta poquísimos días antes estuve ingresado en Vic por un virus que me provocó una fiebre muy fuerte. En ese rally, básicamente hicimos una pasada por tramos para verificar las notas y salimos a competir. Ganamos con cierta facilidad [sacaron unos cuatro minutos a Jaume Pons y su Porsche, nota del autor], pese a que durante la noche apareció la lluvia intermitentemente”.
Belleza en acción
© James Mann ©2015 Courtesy of RM Auctions
Tras salir en el Rally de Gerona, última prueba del Nacional de 1984, con Fernando Serena hijo y retirarse en el primer tramo por avería, en 1985 el 308 fue usado en el Rally Catalunya por el campeón catalán de rallies de 1977, Claudi Caba. El 308 lució esa decoración que todos recordáis de la réplica hecha por Scalextric (aunque fuese con la base del GTO 288). Caba finalizó la primera jornada como quinto clasificado y primer no Lancia.
No obstante, el sábado por la mañana, en el tramo ‘L’Enclusa-Collsaplana’ se salió de pista en una zona en que no había nadie. El 308 estaba intacto, pero no pudo continuar, al no poder reincorporarse a la carrera.
Al tanto que va de canto
© James Mann ©2015 Courtesy of RM Auctions
Esa fue la última prueba que disputó el 308 de Serena. Desde entonces, el coche se quedó en el concesionario, y a finales de los 80 fue vendido a un empresario catalán que lo mantuvo en su colección hasta 2009, momento en que fue nuevamente vendido.
En 2015, el 308 fue puesto en subasta por RM Sotheby’s, después de acumular solamente 20 kilómetros desde ese Rally Catalunya de 1985. Antes de la subasta, el coche fue objeto de un profundo trabajo de restauración en las suspensiones, sistema de frenado, correas y sistema de encendido.
Esto vieron Zanini-Autet en el Osona de 1984
© James Mann ©2015 Courtesy of RM Auctions
En el dosier de venta se incluyeron facturas escaneadas de algunas de las piezas que recibió cuando estaba siendo pasado a competición y un libro de fotos del coche en acción, la mayoría tomadas por el veterano fotógrafo catalán Joan Aymamí.
El coche llegó a los 291.200 euros, incluyendo la cuota para el comprador, en una subasta realizada en París, el 4 de febrero de 2015.
Esta es, resumida, la historia del Ferrari 308 de rallies ‘Nacional’. No fue el campeón de España que todos esperaban, pero ocupa un lugar especial en la historia española de la especialidad.
Victoria en su primera salida, en el Rally Osona de 1984
© Foto Racing / RM Sotheby's
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