Surf
5 minutos con Lander Sánchez
Un surfer con el corazón partido entre las olas grandes y la pesca submarina.
Nació en Bilbao, aunque vive en San Fuentes, un pequeño pueblo del municipio vizcaíno de Abanto-Zierbena, a 5 minutos de la playa de La Arena (Muskiz), su cuartel general de surfing. Lander Sánchez no es un chico cualquiera de la playa. Su constitución física, sus grandes ojos azules y su manera de surfear llaman la atención. Y todavía más su segunda pasión: la pesca submarina. Un corazón de agua salada dividido entre dos pasiones que le hacen único y le confieren unas aptitudes naturales extraordinarias para hacer lo que más le gusta: coger olas grandes, muy graaaaaaandes...
¿Cómo fueron tus inicios en el surfing?
Todo comenzó por simple curiosidad. Mi padre me bajaba a la playa a pescar desde bien pequeñito y, mientras enredaba en las piedras de la orilla, me llamaban la atención aquellos tíos que entraban al agua a diario a surfear. Creo que uno de aquellos días le dije a mi padre que quería una tabla de surf. Él no tenía ni idea sobre aquel deporte pero, poco después, tendría yo unos 9 años, un cursillo en la playa de La Arena de Muskiz y mi primo, quién me ayudo a conseguir mi primera tabla, tuvieron la culpa de que me enganchase a este estilo de vida.
¿Cuándo te aficionaste a la pesca submarina?
La pesca entró en mi vida antes que el surf. Pero fue entre los 15 y 16 años cuando empecé a tomar la pesca submarina como mi segundo hobby y como complemento al surf. Más adelante, un viaje a Panamá y un curso de apnea con Miguel Lozano me engancharon aún más. ¡El problema que tengo ahora es que no se si me gusta más surfear o pasarme el día bajo la superficie (risas)!
Corazón de ola grande. Lander Sánchez
© Juanra Pérez
¿Cómo descubriste el surf de olas grandes?
He veraneado toda mi vida en Ajo, Cantabria. Allí conocí a Dani Rodríguez, un amigo al que le gustan las condiciones de mar intensas y que, desde muy pequeño, me llevaba a surfear con él haciendo que superase mis barreras casi a diario. A partir de ahí, fui tomando mi propio camino, descubriendo algunos spots de la costa vasca que tengo muy cerca de casa, y que de verdad me han puesto a punto en cuanto a surfear olas más extremas que las que tenemos en las playas.
El año pasado tuve la oportunidad de formar parte de las tres pruebas de olas grandes más importantes a nivel nacional: La Galea, La Vaca y Sorginetxe Big Wave Erronka, esta última no disputado por falta de condiciones.
La mayoría de los chavales de tu edad intentan despuntar en competición, ¿por qué tú has elegido un camino distinto?
No sé si habré tomado un camino distinto o no, simplemente me ha gustado seguir mis impulsos y hacer lo que me apetecía en cada momento. Hoy por hoy, hay cantidad de chavales despuntando y reventando las olas desde muy pequeños y ante los que competir no es cosa fácil. Competir está sujeto a muchos factores, los cuales para mi gusto te hacen perder en cierto modo la esencia del surfing. Además, de todos aquellos que admiraba de pequeño y que parecía que iban a llegar alto, creo que sólo Natxo Gonzalez ha sido el que ha despuntado. Personalmente, prefiero estar en El Brusco o Meñakoz un buen día de olas que pendiente de una manga.
¿Surf o pesca submarina?Corazón dividido. Lander Sánchez
© Juanra Pérez
¿Cómo es para ti un día perfecto en la playa?
Un día gris de otoño, con series grandes y estelones provocados por el viento sur. Un día de esos que el banco de arena está colocado en “Pobeña” o en el “Vivero” y que la gente de la playa empieza a escapar a Islares o Laredo. Entonces te quedas disfrutando de un gran día de surfing entre cuatro colegas...
¿Tu spot favorito para surfear? ¿Quiénes son tus referencias o ídolos?
El Brusco y Meñakoz, a nivel nacional... No puedo inclinarme por uno en concreto porque ambos me hacen sentir cosas diferentes, pero desde luego que, cuando funcionan al mismo tiempo, es un rompecabezas decidirme. En cuanto a referentes, fuera del surfing, sin duda, alguna mi padre (aita). Dentro del surfing, como atleta e inspiración Mark Haley, un auténtico waterman. A nivel local me encanta surfear con Jon Garai, un tío con un estilo único y con el que intento no perderme un baño en ciertos lugares, aunque nos embarquemos en una buena misión (risas)...
¿Qué es lo que más te gusta de las olas grandes?
Tres cosas. Por un lado, que siempre tengo la posibilidad de superarme a mí mismo; por otro, esa sensación de incertidumbre, nervios o como quiera llamarse que me provoca la noche anterior a un gran día de surfing; y finalmente, el buen rollo que tenemos entre la comunidad de surfistas con la que me muevo. No hay perezas y, ya sea en Cantabria o aquí en casa, movilizamos en un momento lo que haga falta con tal de organizar una buena.
Tres cosas que te llevarías a una isla desierta...
Una tabla, un fusil de pesca y a mi chica (risas).
En cuanto tienes oportunidad, te montas un surftrip en busca de olas. ¿Cuál ha sido tu viaje favorito? ¿Algún destino nuevo al que le tengas puesto el ojo?
Siempre que tengo tiempo intento escaparme dos o tres veces al año. Salir de casa te enseña mucho más allá del surfing. Me cuesta elegir un viaje en concreto, pero coger un “Draculas” perfecto va a ser difícil de superar como aquel viaje a Marruecos en 2016 en cuanto a condiciones de olas. Aun así, me ha sorprendido mucho West Sumbawa, mi último destino, al que estoy contando los días para regresar. ¡También tengo muchas ganas de conocer Perú y Chile!
¿Cuáles son tus objetivos en la vida? ¿Y en el surfing?
Mi objetivo en la vida y en el surfing es poder continuar disfrutando de los grandes respiros y momentos que me ofrece el mar. Quiero seguir creciendo como surfista, y poco a poco hacerme un hueco más grande en nuestra comunidad surfera y los campeonatos de olas grandes que tenemos por aquí. Pero estoy en un momento en el que, acabados mis estudios (ha estudiado Magisterio), va ir llegando la hora de compartir el trabajo con mi pasión.
Veremos qué tal se te da eso, Lander (risas). ¡Mucha suerte y a seguir inspirándonos haciendo lo que más te gusta!
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