Una vía ferrata (camino de hierro en latín) facilita en gran medida la escalada. Requiere muy poco equipo pero sí tener conciencia de lo que supone la altura. La vía ferrata está marcada con asas y peldaños de metal incrustados en la montaña. Es fácil de seguir y permite hacer frente a acantilados que de otra manera serían imposibles. Aquí tienes ocho cosas que debes saber sobre las vías ferratas.
1. Ve temprano para evitar colas
La vía ferrata marca un camino determinado que todo el mundo tiene que seguir, por lo que los “adelantamientos” son difíciles. En los lugares más transitados se pueden formar largas colas sobre todo si la gente que va delante es lenta.
Ve temprano y coge el primer teleférico que sube a la montaña. Si es posible llega antes de que se abra la vía ferrata.
2. Lleva guantes y una pequeña mochila
Lo mínimo que necesitas es un arnés, un kit de vía ferrata (como este de Rock + Run) y un casco. La experiencia será mejor si llevas unos guantes y una pequeña mochila. No hace falta un calzado especial, sino unas botas para el campo.
Compra un kit de calidad porque en caso de caída te salvará la vida. Evita los que emplean una cuerda estática, ahora se utiliza un sistema de absorción de impactos mucho más seguro.
3. Engánchate lo más adelante que puedas
Llegas al inicio de la ruta y hay un hueco delante de ti. Ahora lo que tienes que hacer es engancharte al cable. Desliza los mosquetones a medida que te mueves.
El cable está atornillado a la montaña. Cuando tengas que pasar al siguiente tramo de cable desengancha el mosquetón y colócalo más adelante. Siempre tienes que tener un mosquetón enganchado al cable.
Los pernos que hay en el cable evitan que vayas deslizándote hacia abajo en caso de caída. Lo ideal es ir enganchándote lo más adelante posible. Si caes en la parte superior de un cable resbalarás hasta que la vía ferrata te pare y corres el peligro de rebotar contra la roca.
4. Tienes que involucrarte
La mayoría de las vías ferratas tienen una única ruta que te lleva del principio al fin. Lo que facilita la navegación pero no hay manera de salirse del camino trazado. Si decides darte la vuelta la única posibilidad será in en contra de todos los que suben. Conviene tener en cuenta que no hay cuartos de baño por el camino…
5. No te fíes siempre de las guías turísticas
A veces en las guías turísticas ves una ruta magnífica y luego llegas allí y te llevas un chasco, pues aquello parece un parque infantil.
Hay algunos libros en los que las rutas parecen más extremas de lo que lo son en realidad. Lo mismo ocurre con los folletos publicitarios.
6. Ten cuidado con la climatología
A la mayoría de los montañeros no le importa mucho el mal tiempo. Nieve, lluvia, sol, viento… En las vías ferratas tienes que tener un poquito más de cuidado. La nieve y el hielo no son problema aunque pueden hacer que resbales. Sin embargo, si se acerca una tormenta tienes que tener cuidado, pues estás en la montaña sin ninguna ruta de escape.
7. No siempre es gratis
Hay cientos de vías ferratas gratis en el mundo, sobre todo en los Alpes y Dolomitas. Aunque otras son explotadas de forma comercial en terrenos privados. Así que infórmate antes de ir.
8. Las vías ferratas se emplearon mucho durante la I Guerra Mundial
Hay dos tipos principales de vías ferratas. El que se encuentra con frecuencia en Francia es una especie de ruta de escalada. Se sube de manera bastante vertical y luego se baja.
El otro tipo de vía ferrata va entre las montañas y es la única manera de llegar a lugares casi inaccesibles. Este fue uno de los primeros usos que se dio a las vías ferratas, pues durante la I Guerra Mundial se emplearon para que las tropas cruzaran las montañas.