Gaming
Aceptémoslo: las carreras de Johnny y Sonic no estaban en su mejor momento. Cash llevaba años lejos del mainstream, grabando y grabando discos que nadie escuchaba. Nunca estaba de acuerdo con el tratamiento que sugerían sus productores: cuartetos barbershop, cuartetos de cuerdas, tuang tuang tuangs y tuing tuing tuings country, cuando él quería solo guitarra y su voz… A pesar de sus discos en vivo en Folsom Prison, de "25 Minutes to Go", de "Long Black Veil", la carrera de Johnny había terminado.
Y entonces, apareció un fan.
Sonic, por su parte, sacó y sacó juegos que, en el mejor de los casos, nadie jugó y, en el peor de los casos, se llamaron Mario & Sonic at the Olympic Games. El personaje que alguna vez fuera el antídoto de Sega a Mario, protagonizó una serie de abominaciones que ni Bubsy se habría atrevido a estelarizar (te estamos viendo Sonic Boom: Rise of the Lyric). Por más que la fanaticada se emocionaba por cada nuevo episodio de las aventuras del animalejo azul, todo era desilusión.
Y entonces, apareció un fan.
Rick Rubin, más famoso por tener unas barbas abundantes y santaclosescas que por producir obras maestras de Slayer, Beastie Boys, Run D.M.C. y Shakira –así es, Ricky Rickín Rubinsín produjo Fijación Oral Vol. 1 y Oral Fixation Vol. 2–, era fan de Johnny Cash. Su fanatismo (y la disquera American Recordings, que financió con un bolsillo abultado resultante de su oficio de productor) le permitieron acercarse a don Cash, ofrecerle un contrato con su sello discográfico y plantearle el sonido que buscaba darle: Johnny, una guitarra y un micrófono. De inmediato The Man in Black aceptó. ¿Qué tenía que perder?
Christian Whitehead, mejor conocido como Taxman, era fan de Sonic the Hedgehog. Su fanatismo (sumado a su carrera como animador 3D y su experiencia como programador) lo llevaron a desarrollar fangames de Sonic. También su fanatismo lo llevó a desarrollar un motor de juego propio, el Retro Engine, para hacer funcionar una versión de Sonic CD en iPhone. Sega, suponemos que sorprendidos con el logro, lo contrataron para desarrollar versiones móviles de Sonic 1 y 2. Poco tiempo después, Sega le pidió a Taxman un juego original de Sonic. ¿Qué tenían que perder?
Así como American Recordings marcó el inicio de una nueva etapa para Johnny Cash donde reinterpretaría no solo música suya sino temas con una gama tan versátil de autores como Tom Petty, Glen Danzig, Leonard Cohen o Beck pero sin dejar de sonar como Johnny Cash, Sonic Mania es un reinicio de la serie estandarte de Sega que resulta familiar y desconocida al mismo tiempo. Por ejemplo, Green Hill Zone, –el que consideraríamos el nivel más icónico de Sonic (salido del primer juego y con un tema tarareable por cualquiera que la haya escuchado)– al ojo del no conocedor parecería una calca del primer nivel del clásico que saliera en Sega Genesis, pero de pronto los detalles comienzan a brincar: puedes jugar con Sonic y Tails, con Tails, con Knuckles, con Knuckles y Tails, puedes utilizar habilidades de Sonic que no estaban disponibles en el primer Sonic y, muy importante, el nivel resulta más amplio y tiene un jefe al final del nivel. Pero ahí no terminan las diferencias.
Así como Johnny Cash reinterpretó "Hurt" de Trent Reznor (Nine Inch Nails, pues) al grado de apropiársela, Taxman adopta todos los recursos de la serie Sonic para crear niveles completamente nuevos como Studiopolis o Mirage Saloon Zone, que si bien tienen sabor a Sonic o surgieron de alguna idea desechada de un juego, se apoderan de esas ideas para otorgarle un sabor peculiar a Sonic Mania. Encima de todo, así como a American Recordings le siguió American Recordings II: Unchained, a Sonic Mania le siguió Sonic Mania Plus.
Aun si Sonic Mania Plus es en realidad una versión extendida (¡y por primera vez física!) del primer Mania, esta nueva versión añade el modo Encore, que sí es una refriteada de niveles pero con el añadido de poder recolectar personajes que van sustituyéndose conforme se muere aquel al que utilizas. Por tanto, Ray y Mighty –un armadillo y una ardilla– se suman a Knuckles, Sonic y Tails, y permiten un sabor ligeramente diferente a aquel de Sonic Mania.
Bueno, tal vez en esta parte no es tan parecido a la discografía de Johnny Cash pero la realidad es que por primera vez en años, es un gusto volver a jugar a Sonic.