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El Misionero: ¡Ruido!

Fue host de la Final Internacional de BDLG 2013 y, en sólo tres años, se convirtió en el presentador de batallas más renombrado de Latinoamérica. Entre referentes como Mbaka y Serko Fu, ¿cómo se prepara este argentino para dejar una marca eterna en el mundo del freestyle?
Por Red Bull
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Fue host de la Final Internacional de BDLG 2013 y, en sólo tres años, se convirtió en el presentador de batallas más renombrado de Latinoamérica. Entre referentes como Mbaka y Serko Fu, ¿cómo se prepara este argentino para dejar una marca eterna en el mundo del freestyle?

Por Juan Ortelli
El Misionero está pensando en todo lo que haría con tal de volver a ser el host de la Final Internacional de Batalla de los Gallos. “Me disfrazo de gallo y viajo en el avión hasta Perú disfrazado así”, dice entre risas. “Me hago vegetariano, dejo la carne y me someto a una estricta dieta de galletas de arroz.” El va enumerando y, mientras aumenta el grado de compromiso, los gestos de su cara comienzan a endurecerse. Dice que no sólo volvería a competir, como declaró hace poco en una entrevista, sino que directamente se sometería a la humillación en vivo batallando contra grandes campeones. Que si lo convocan para host se teñiría el pelo “de rubio como Messi”, se tiraría en paracaídas de un avión y, si lo apuramos un poco, hasta se animaría a pelear contra un cocodrilo. “De verdad haría cosas locas”, dice, un poco sorprendido por sus propias declaraciones. “Bueno, menos lo del cocodrilo.”
Pasaron sólo tres años desde que empezó a hostear, pero parece como si hubiera estado ahí toda la vida. Este mediodía de agosto, después de pasar por el gimnasio, el Misionero almuerza una ensalada en un bar de Palermo, en Buenos Aires, repasando entre bocado y bocado cómo fue que en tan poco tiempo se convirtió en el host más renombrado del circuito de batallas de Latinoamérica. “Yo me preparo para esto”, dice él, de 33 años. Hijo de un pastor evangélico, nacido como Darío Sebastián Silva en Posadas, Misiones (una provincia al Noroeste de Argentina), el Misionero fue primero un freestyler con el sueño de ganar la BDLG (entre 2005 y 2012 se anotó en todas las ediciones de su país; en 2007 fue finalista) y en 2013, después presentar para Red Bull algunos eventos, recibió la invitación para ser host de BDLG en la Nacional Argentina y en la Internacional, que ese año se disputó en Buenos Aires.
Desde entonces ha hosteado todas las Finales Nacionales de BDLG en Argentina y otras batallas importantes de Latinoamérica, como el Desafío de A Cara de Perro y Batalla de Maestros en Argentina, Ultimatum en México y God Level en Chile, instalando del Río Bravo para abajo sus propias frases de guerra a los gritos: “¡Ruido!”, “¡Silencio!” y “¡¿Están listos?!”. “Yo vengo para convertirme en alguien que va a marcar historia en el camino del host”, dice. Siempre sueña en grande: un día le gustaría llegar a presentar los premios Grammy. “Pero no lo digo y me quedo en mi casa de brazos cruzados, esperando que suceda.”
¿Cómo te preparás para hostear una batalla? Me entreno mental, espiritual y físicamente. Primero, me entreno mentalmente porque esto está creciendo mucho y los pibes te siguen, de alguna manera, y sos un líder de opinión. Y me preparo para que el evento esté bueno, para que la gente no se aburra, pero también me preparo para darles algo que se puedan llevar. Pienso: “¿Qué puedo ofrecerle al público para que se lleve a su casa y le sirva?” Pienso en mis creencias, en Dios, y le pido: “Dame la sabiduría para darle algo a estos pibes”. Vas a ver que yo en vivo siempre digo “peleen por sus sueños”, “no se rindan”, “busquen lo que quieren”. La vida es una sola, man. Y a veces estamos en un mundo tan banal que eso pasa desapercibido y no tomamos conciencia. Entonces, me entreno mentalmente. Después, bueno, la cosa más técnica que tiene que ver con el show, con la producción del evento. Y también físicamente, para poder estar bien, estar ágil y sentirme bien. ¡Imaginate si fuera un host todo gordo! La energía no es la misma. Yo estoy gordo y tiro un “¡ruido!” y sé que me falta el aire, por eso me preparo, por una cuestión de mantener la energía. Porque agota. De afuera podés pensar que es fácil ser host, pero hay que estar ahí, arengando. Vocalmente es fuerte, más para mi que grito, lo cual es parte de mi estilo. Y cuando son eventos muy grandes, la misma adrenalina me lleva. No es que estoy haciendo un personaje o que grito porque hay que gritar: grito porque me nace de adentro, no lo puedo aguantar. Yo no me guardo nada, dejo todo ahí. Después de un evento la garganta no la uso por dos días. Me quedo callado.
¿Qué solés hacer el día después de un evento?Trato de no tomar cosas frías, no hablar en público. Me quedan las cuerdas vocales inflamadas, y una técnica que me dieron es un poquito de helado, porque te va deshinchando eso. Pero lo que más hago es tratar de hablar lo mínimo indispensable y dormir lo más que puedo durante dos días. Me relajo. Un día entero duermo, seguro.
¿Cómo inventaste lo de “¡Ruido!”, “¡Silencio!” y “¡¿Están listos?!”, tus gritos de guerra?La Nacional Argentina de Batalla de los Gallos 2013 fue la primera batalla importante en la que fui host. “Ruido” y “silencio” salieron esa noche, específicamente en la batalla entre Kódigo y Papo. Era mi primera batalla como host y ni aparecí, man, me quedé metido atrás. Papo venía bajando muñecos y Kódigo ya era un freestyler re zarpado y este era su primer año compitiendo en una Red Bull. Y encima les toca enfrentarse, así que después del primer round yo estaba tan emocionado que lo primero que me salió fue “¡Ruido! ¡Ruido! ¡Ruido!”; y de los nervios que tenía, después empiezo a decir: “¡Silencio! ¡Silencio! ¡Silencio!” De los nervios, man, y la gente me miraba como diciendo: “¿Ruido o silencio? ¡¿A este enfermo que le pasa?!” Fue tan gracioso (se ríe). Yo ahora me río, porque terminó siendo como mi marca, pero esa noche no sabés los nervios que tenía. Realmente estaba muy, muy, muy nervioso.
Y el “¡¿están listos?!” sale en la Internacional de ese año. La gente de Red Bull me agarra antes y me dice: “Vos tenés que preguntarles a los de las visuales si están listas las visuales, al DJ si está listo, a los del streaming si están listos; asegurarte de que todos estén listos. Y yo lo tomé literal: “¿DJ está listo? ¿Visuales listos? ¿Todo listo? ¡¿Están listos?!” Con el tiempo te das cuenta cómo manejarlo, pero en ese momento te dan la pelota y no querés fallar. Y ahí salió el “¡¿están listos?!”. Pero “ruido” y “silencio” fue tan loco que quedó como una marca. Incluso después entendí que es una herramienta que me sirve para que el público entienda que soy yo el que está manejando las cosas ahí. Porque sino, ¿cómo llevas el show a dónde vos lo querés llevar?
En 2013 dejaste otra marca al subir con traje y moño a hostear. ¿Cómo se te ocurrió?Me parecía que era una noche tan importante, que iba a marcar la historia del Hip Hop en Argentina, mi país, que yo tenía que estar vestido así. ¿Y sabés por qué lo hice? Porque me lo imaginé todo mentalmente. En 2013, la gente de Red Bull me preguntaba: “¿Y? ¿Cómo te sentís?” Y yo les respondía: “La verdad que lo estoy viendo”. Yo me tomaba el trabajo de acostarme e imaginar lo que iba a pasar. Me imaginaba todo: cómo iba a entrar, cómo iba a estar el lugar esa noche, todo… Y me vi en traje. Me vi en smoking negro, en realidad, pero cuando fui a buscarlo, en una sastrería de Ramos Mejía (en los suburbios de Buenos Aires), el tipo me dijo: “No tengo smoking, pero tengo esto”. ¡Wow! Era un saco tornasolado, y era exactamente lo que estaba buscando. “¡Eso era lo que quería!”, le dije, y me lo llevé.
En esa Internacional se dio la histórica y polémica batalla Dtoke vs. Stigma, en la que Dtoke dejó el micrófono en el suelo. ¿Qué recordás de ese momento?Yo primero pensé que era parte del show, y pensé que Stigma lo tomaba como parte del show. Cuando termina el primer minuto de Dtoke, que Dto le deja el micrófono en el suelo, yo no lo tomé como algo malo, porque acá en Argentina estamos acostumbrados a rapear en la calle y era como “¿querés rapear? Bueno, dale: agarrá el micrófono”. Pero cuando vi que ninguno de los dos se separaba, pensé: “¿Qué hago?” Stigma tocaba mucho a Dtoke, y Dtoke le decía: “No me toques, no me toques”. Hubo un cambio de energía después de que Dtoke dejó el micrófono en el suelo.
Dtoke Vs. Stigma, Semifinales RBBDLG 2013
Te habías esforzado mucho para conseguir esta oportunidad como host, ¿no sentiste que esto podía hacer tambalear todo?No, porque eran ellos los perjudicados. Yo pensé que se pudría, pero en un momento me relajé y pensé: “Yo estoy acá para separar”. Yo pienso que como host sos la autoridad de lo que pasa ahí, sea lo que sea. La organización puede decir una cosa, el evento puede estar pautado de determinada manera, pero hay cosas improvisadas en el momento que vos como host decís: “No, pará, pará… Esto acá se hace así”. Con lo de Stigma contra Dtoke, pensé: “Este es mi escenario. Esto es Argentina, esto es mi casa”. Me lo adueñé, lo tomé como mío, y en mi casa no se pelea. No quería que el evento se vaya al carancho, entonces me metí a separar. Y hace unas semanas, cuando me pasa otra vez con Stigma vs. Sony en la God Level, pensé: “No, dale Stigma, ¿me estás cargando?”
Siendo host de batallas internacionales, ¿cómo haces para mantener la objetividad cuando uno de los dos competidores es de tu país?Hoy por hoy tengo las cosas más claras. Tengo tres años profesionalmente en esto y lo veo distinto ahora. No te voy a decir que no tengo más simpatía por uno que por el otro porque te estaría mintiendo, porque soy un ser humano. Pero siento que ahora lo puedo dividir un poquito más que en 2013, por ejemplo.
¿Qué música escuchas?Hace rato que no escucho música. De hecho, el otro día estaba pensando que actualmente no tengo auriculares. Estoy en un momento en el que no me estoy conectando musicalmente. Estoy en un momento de aprendizaje, trato de ver más videos motivacionales y esas cosas.
¿Qué videos ves?Veo muchos videos de Eric Thomas. Le dicen el “Hip-Hop Preacher” y es un negro que usa snapback y le da charlas motivacionales a los chicos en los colegios. Y es muy bueno. Me gusta cómo se expresa a la hora de hablar. Veo también a Les Brown, otro negro que habla de los sueños, y a un predicador cristiano que se llama Cash Luna, que habla sobre el creer en uno. Miro esas cosas y me alimento de eso para entrenar, para sentirme motivado. Me parece que lo más importante para el ser humano es sentirse motivado, porque encaras la vida de otra manera.
Tu padre es pastor, ¿en qué medida te marcó como host verlo a él dar misa desde que eras pequeño? De chico, yo lo veía subirse al escenario y hablar de las cosas de Dios y yo quedaba como: “¡Wow, qué groso es mi papá!” Y hoy me toca tener ese mismo rol y yo le pongo el mismo énfasis. Mi viejo es como la influencia número uno. Muchos me dicen: “Parecés un pastor predicando”. Y, puede ser, tengo la escuela de mi papá, del verdadero Maestro de Ceremonia. Mi viejo es un MC, real. Y yo cuando hosteo me siento como mi papá automáticamente. Siento que mi viejo daba algo a su congregación que es lo que yo quiero darle a los chicos. Es el legado de mi viejo, lo tomo así. Siento que hay un propósito: que mi viejo hizo esto y que yo soy su legado. Y trato de dejarle un legado a los pibes también.
¿Sos parecido a él?¡Sí! Mi viejo es así también, con toda la energía. Nosotros venimos de Posadas, Misiones: techo de chapa, casa de madera. De lo único que nos podían hablar era de soñar. Soñá, soñá que existe algo grande. No sé qué, pero existe. Soñá.

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