Desde Ícaro hasta las máquinas de Leonardo da Vinci, la idea de poder volar como un pájaro siempre cautivó nuestros sueños más fantasiosos. Hoy, eso es posible gracias al wingsuit, un traje aéreo que desafía las leyes de la naturaleza y nos permite —aunque a un alto costo— ser dueños de los cielos.
Pero, ¿cómo surgieron estos trajes? ¿Cómo se usan? ¿Y, en especial, cómo funcionan? Aquí te lo contamos.
¿Qué es el Wingsuit flying?
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Interrumpiendo la calma del cielo en Brasil
Con el sambódromo vacío en un domingo de Carnaval, Sebastián Álvarez, Marco Waltenspiel, Marco Furst, Max Manow y Dani Roman se visten de wingsuit para aterrizar en la pasarela de la samba.
El wingsuit flying, también conocido como wingfly, es el deporte aéreo más extremo que existe, uno que verdaderamente pone los pelos de punta.
Se dice que es necesario haber hecho al menos 500 saltos antes de calzarse un wingsuit, por lo que solo los paracaidistas más experimentados están en condiciones de hacerlo.
En pocas palabras, el wingsuit flying es una modalidad dentro del paracaidismo que consiste en volar utilizando un traje aéreo (o wingsuit).
Y sí, cualquier parecido con las ardillas voladoras no es casualidad.
El primer wingsuit vio la luz en 1930 y, desde entonces, aparecieron varias decenas de diseños diferentes. Sin embargo, todos tenían algo en común: eran muy peligrosos y la mayoría cobró la vida de su piloto.
Ahora bien, los orígenes del wingsuit flying se remontan a comienzos del siglo XX, pero se popularizó recién a partir de 1999, con la creación de un traje aéreo relativamente seguro.
El wingsuit creado por el finés Jari Kuosma y el croata Robert Pečnik fue el primer traje aéreo comercializado al público y significó el nacimiento de este deporte.
Ellos dos también fueron los responsables de crear un programa de instructores y de comenzar una campaña con el objetivo de revertir la imagen que tenía el wingsuit flying de ser un deporte muy peligroso.
Por supuesto, por más que Kuosma y Pečnik quieran convencer de lo contrario, los saltos con trajes aéreos son un deporte de alto riesgo y mortalidad.
De todos modos, también es cierto que muchos accidentes ocurrieron porque los pilotos no tenían la experiencia necesaria o porque, teniéndola, se confiaron o se excedieron.
En particular, para aumentar la sensación de velocidad, muchos pilotos hacen vuelos de proximidad y se acercan demasiado al suelo o las laderas de las montañas, achicando el margen de error posible.
¿Cómo funciona un traje aéreo?
Para practicar wingsuit flying necesitas dos elementos fundamentales: Un traje aéreo y un paracaídas.
El objetivo del traje aéreo es disminuir el desplazamiento vertical y favorecer el horizontal, mientras que el paracaídas se utiliza para acercarse a tierra al final del salto.
Hay muchos diseños de trajes aéreos, pero todos respetan una serie de principios.
El traje aéreo es de nailon (o alguna otra tela resistente) y tiene tres alas: Dos que conectan los brazos con el torso, y una tercera que conecta las piernas entre sí.
Al final de cuentas, el traje funciona porque convierte al piloto en un ala.
¿Cómo funciona? Bueno, en primer lugar, el aire es un fluido. En otras palabras, genera una resistencia que se opone a la dirección del movimiento.
Más aún, si el objeto que se mueve tiene un perfil aerodinámico (la forma del ala de un avión o un traje aéreo), la resistencia del aire puede impulsarlo hacia arriba con una fuerza que se llama sustentación.
En el caso de los trajes aéreos, y a diferencia de los aviones, la sustentación no llega al extremo de poder elevarlo —ni siquiera desacelerar a una velocidad segura para aterrizar. Pero sí permite convertir esa resistencia en un considerable empuje hacia arriba y desplazarse horizontalmente a grandes velocidades.
Anatomía del salto con traje aéreo
El salto
Por supuesto, el primer paso es saltar. ¿Desde dónde? Hay dos opciones:
- Aeronaves: Aviones, globos aerostáticos, helicópteros o parapentes.
- Salto BASE: Como su nombre lo indica, incluye edificios (Building), antenas (Antenna), viaductos (Span) o accidente geográfico (Earth).
Según cuál sea el caso, desde el mismo instante de saltar, el piloto debe desplegar técnicas distintas, las cuales debe conocer y dominar a la perfección.
El planeo
La función del traje es aumentar la superficie de contacto con el aire para aumentar la resistencia a la caída vertical y permitir un mayor desplazamiento horizontal.
Eso se regula colocando el cuerpo en distintas posiciones. El wingsuit flying es un deporte aéreo extremo que requiere una coordinación precisa de toda la fisonomía: espalda, hombros, cadera, brazos… todo.
Por último, cabe destacar que alguien con experiencia en el uso de trajes aéreos es capaz de desplazarse hasta 3 metros horizontales por cada metro que cae en vertical.
El aterrizaje
Finalmente, tras una gran dosis de adrenalina, llega el momento del aterrizaje.
Como puedes imaginar, el traje aéreo no es el equipo adecuado para tocar tierra. No permite reducir la velocidad lo suficiente. Por eso, hacia el final del salto, el piloto debe desplegar un paracaídas.
En primer lugar, se despliega un piloto, un pequeño paracaídas que está conectado a la bolsa del paracaídas principal. Luego se despliega ese paracaídas y el piloto planea llegar a tierra.
Récords en saltos con traje aéreo
Como todo deporte extremo, sea aéreo o no, uno de los principales atractivos es llevarlo, justamente, al extremo.
En este caso, el wingsuit flying tiene récords de todo tipo. Estos son algunos de los máximos logros dentro de este deporte:
- El salto más alto (en salto BASE): 7.700 metros y fue establecido el 5 de octubre de 2016 por el ruso Valery Rozov en la montaña Cho Oyu, en la frontera entre Nepal y el Tíbet.
- El vuelo más largo: 9 minutos y 6 segundos fue lo que voló el colombiano Jhonathan Flórez antes de abrir su paracaídas. Fue el 20 de abril de 2012 en La Guajira, Colombia.
- La velocidad máxima: El británico Fraser Corsan rozó los 400 km/h, la velocidad máxima alcanzada por un ser humano sin asistencia de una máquina. Más precisamente, 396,88 km/h en un salto no ajustado a las reglas de la FAI.
- Mayor distancia: Este récord lo tiene Kyle Lobpries, de Estados Unidos. Con un traje aéreo voló un total de 32.094 metros.
- El blanco más pequeño (en salto BASE): Como si fuese un concurso de puntería, el estadounidense Pat Walker acertó a una pieza de tela que medía 2,88 metros.